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Nutri-Score: la eterna lucha entre la salud pública y los intereses económicos en el ámbito de la nutrición

En varios países del mundo se han desarrollado sistemas de información nutricional basados en logotipos interpretativos colocados en la parte frontal de los envases de alimentos para ayudar a los consumidores a orientar sus decisiones hacia alimentos más saludables en el momento de la compra y contribuir a mejorar su consumo para ayudar a la prevención de las enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición (1). En Europa, el Nutri-Score, el logotipo basado en colores, sintético y gradual desarrollado en Francia y validado científicamente (con más de 45 estudios publicados en revistas científicas internacionales con comité de lectura) se considera hoy como una de las mejores opciones para mejorar la capacidad de los consumidores de juzgar y comparar la calidad nutricional de los alimentos y permitirles orientarse hacia compras alimentarias globalmente más favorables a la salud (2). Su interés ha sido demostrado en estudios realizados en múltiples contextos -realizados en supermercados virtuales, en tiendas experimentales en condiciones reales, a gran escala en verdaderos supermercados, en la restauración colectiva – con resultados muy coherentes que ponen de manifiesto su eficacia pero también su superioridad con respecto a otros formatos ya existentes o propuestos por grupos de presión.

Durante un período de tiempo, parecía que las pruebas científicas habían prevalecido sobre las presiones de los grupos de presión permitiendo la toma de decisiones políticas para el establecimiento de la Nutri-Score: el logotipo fue adoptado oficialmente en Francia en 2017, seguido en los últimos años por Bélgica, España, Luxemburgo, Alemania, los Países Bajos y Suiza. Al inicio, cuando surgió la propuesta, ningún industrial ni distribuidor apoyó Nutri-Score. Pero bajo la presión de las asociaciones de consumidores y la acumulación de evidencias científicas demostrando su eficacia, varias empresas de la industria alimentaria finalmente aceptaron implementare l Nutri-Score en sus productos. Pero hasta ahora, su aplicación sólo puede ser facultativa debido a la normativa europea que no autoriza a los estados miembros a hacer obligatorio un logotipo nutricional en los envases de los alimentos (3). Sin embargo, en el marco de la estrategia comunitaria « De la Granja a la Mesa», la Comisión Europea ha previsto seleccionar antes de finales de 2022 un logotipo nutricional único que será obligatorio en Europa. Teniendo en cuenta sus bases científicas y la multitud de trabajos de investigación que han validado su algoritmo de cálculo y su formato gráfico, Nutri-Score aparece como la opción más creíble (4).

Pero desde hace algunos meses, además de la oposición a Nutri-Score, conocida desde hace mucho tiempo, de las grandes empresas agroalimentarias (que lo han combatido y lo siguen combatiendo) han surgido nuevos ataques por parte de nuevos actores económicos y, en particular, de algunos sectores agrícolas como los quesos y los embutidos (y sus relevos políticos) que no se habían manifestado hasta ahora (el Parmesano y jamón de Parma en Italia, el aceite de oliva y el jamón Serrano en España, el Roquefort en Francia,…). Estos nuevos opositores perciben hoy esta herramienta de salud pública como una amenaza para sus intereses financieros debido a la posibilidad de que sea obligatoria en Europa. En efecto, habida cuenta de su composición nutricional global, de su alta densidad calórica y de sus elevados contenidos en grasas saturadas y en sal, los embutidos y los quesos están en gran mayoría clasificados como D o E por Nutri-Score, que corresponde a las categorías de alimentos que, aunque pueden formar parte de una dieta equilibrada, deben consumirse en cantidades menores y/o con menor frecuencia. En cuanto al aceite de oliva, está clasificado como C lo que corresponde actualmente a la mejor clase para los aceites vegetales (no existe ninguno clasificado A o B).

La presión ha aumentado considerablemente en los últimos meses, expresándose en una fuerte oposición a Nutri-Score que asocia varios sectores agroindustriales y algunas personalidades y partidos políticos. El marco de análisis y del discurso sobre Nutri-Score ha cambiado mucho. Aunque inicialmente este logotipo colorial se concibió como una herramienta de salud pública destinada a informar a los consumidores proporcionándoles una verdadera transparencia sobre la composición nutricional de los alimentos y permitirles una decisión fundamentada para la elección de sus alimentos, los argumentos presentados por los nuevos oponentes se centran principalmente en su impacto económico y sus posibles efectos en determinados sectores agrícolas. Son los mismos oponentes que también intentan sacar partido de la imagen positiva que pueden tener los alimentos tradicionales, que a menudo se perciben como productos de «buena calidad».  Aprovechando el hecho de que algunos de estos productos benefician de una etiqueta DOP/DOC o IGP, mantienen una confusión en torno al término de « calidad ». Estos sellos reflejan ciertamente elementos positivos de los alimentos, como una producción virtuosa vinculada al territorio y a un territorio geográfico determinado, una elaboración según una pericia a veces ancestral, incluso un pliego de condiciones preciso; pero todo esto no tiene nada que ver con la composición nutricional de estos productos (la composición nutricional no se toma en cuenta en la definición de los sellos DOP/DOC o IGP). Diversos partidos políticos en Europa (en particular los de extrema derecha, nacionalistas y populistas) no dudan en explotar el patriotismo alimentario y culinario como medio de intentar aumentar su atractivo en la población, describiendo el Nutri-Score como una amenaza (a veces incluso evocada como procedente de la Comisión Europea) al oponerse a las prácticas culturales nacionales o regionales. En Italia, han organizado incluso manifestaciones callejeras contra Nutri-Score en nombre de la supuesta defensa de los productos nacionales o regionales presentados como injustamente atacados, a pesar de que Nutri-Score no es más que una herramienta de salud pública…

La adopción a escala de la UE de un logotipo nutricional simplificado de tipo interpretativo destinado a ser colocado en la cara frontal de los envases de los alimentos y cuya elección debería apoyarse en los criterios científicos y metodológicos recomendados de la OMS (5), se ve amenazada. Han surgido propuestas dirigidas a abandonar completamente el sistema interpretativo para sustituirlo por un enfoque más analítico (muy difícil de comprender e interpretar por los consumidores) o para reducir considerablemente su ámbito de aplicación excluyendo los alimentos «tradicionales» (en particular los que llevan sellos DOP/DOC y IGP, para los cuales los consumidores solo podrán contar con el cuadro de la declaración nutricional situado en la cara posterior de los embalajes para informarse de su composición nutricional!

Las estrategias observadas son típicas del lobby político ejercido por las industrias agroalimentarias y algunos sindicatos agrícolas para torpedear o retrasar la aplicación de las políticas de salud pública. El contexto político actual en Europa, caracterizado por una intensificación de discursos nacionalistas en numerosos países, plantea el problema del riesgo de una coalición entre los intereses económicos y los programas políticos en detrimento de los intereses de los consumidores y de los ciudadanos de la UE. Mientras que más de 400 científicos y asociaciones de expertos en salud pública en Europa se han comprometido recientemente (6) para pedir a la Comisión Europea que elija el Nutri-Score, científicamente validado, como logotipo único y obligatorio de información nutricional para Europa, la decisión se basará necesariamente en la voluntad política. Claramente, el pulso entre los intereses económicos y la salud pública se está jugando a nivel europeo…

1   Kanter R, Vanderlee L, Vandevijvere S. Front-of-package nutrition labelling policy: global progress and future directions. Public Health Nutr 2018; 21: 1399–408.

2   Julia C, Hercberg S. Development of a new front-of-pack nutrition label in France: the five-colour Nutri-Score. Public Health Panor 2017; 3: 712–25.

3   EUR-Lex – 32011R1169 – EN – EUR-Lex. https://eur-lex.europa.eu/legal-content/en/ALL/?uri=CELEX:32011R1169 (accessed June 7, 2018).

4   European Commission. Farm to Fork Strategy. For a fair, healthy and environmentally-friendly food system. Brussels: European Union, 2020 https://ec.europa.eu/food/system/files/2020-05/f2f_action-plan_2020_strategy-info_en.pdf (accessed June 3, 2021).

5   Europe WHO. Manual to develop and implement front‑of‑pack nutrition labelling: guidance for countries on the selection and testing of evidence‑informed front‑of‑pack nutrition labelling systems in the WHO European Region. 2020. https://apps.who.int/iris/handle/10665/336988 (accessed March 11, 2021).

6   EASO. Nutri-Score call: press release and update. 2021; published online March 16. https://easo.org/nutri-score-call-press-release-and-update/ (accessed June 3, 2021).

 Chantal Julia1,2, MD, MhD, Mathilde Touvier1, PhD, Emmanuelle Kesse-Guyot1, PhD, Pilar Galan1, MD, PhD, Serge Hercberg1,2, MD, PhD

1 Sorbonne Paris Nord University, INSERM U1153, INRAe INRAE U1125, CNAM, Nutritional Epidemiology Research Team (EREN), Epidemiology and Statistics Research Center – University of Paris (CRESS), Bobigny, France

2 Public Health Department, Avicenne Hospital, AP-HP, Bobigny, France

Un resumen de este texto ha sido publicado en inglés en la revista Nature Foods :  Julia, C., Touvier, M., Kesse-Guyot, E., Galan P, Hercberg S. “Nutri-Score in tug-of-war between public health and economic interests in the European Union”. Nat. Food (2022). https://doi.org/10.1038/s43016-022-00476-0

Texto accesible en  https://rdcu.be/cIvF7