Tras una batalla de varios años, el logotipo nutricional Nutri-Score fue adoptado oficialmente en Francia en octubre 2017, y más recientemente por otros países (Bélgica, España). Destinado a ser posicionado en la cara frontal de los envases de alimentos este logotipo nutricional tiene como finalidad informar a los consumidores, de manera sencilla y comprensible, de la calidad nutricional global de los alimentos y ayudarles a comparar los productos entre ellos para orientar sus selecciones hacia alimentos más saludables. El segundo objetivo de Nutri-Score es animar a los fabricantes a mejorar la calidad nutricional de sus alimentos a través reformulaciones y/o innovaciones para que se posicionen mejor sus productos en la escala de colores del Nutri-Score. El interés del Nutri-Score es el hecho que se basa en un expediente científico muy completo. Más de 35 trabajos publicados en revistas científicas internacionales han permitido validar su método de cálculo y su forma gráfica, demostrando así su eficacia y superioridad con respecto a los otros logotipos nutricionales existentes, sobre todo los propuestos por diversos grupos de presión.
Desarrllado por el Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (inserm/inra/Cnam/Universidad París 13), un equipo de investigadores académicos independientes, Nutri-Score comprende 5 clases de calidad nutricional, que van del verde (asociado con la letra A) al naranja oscuro/rojo (asociado con la letra E). El algoritmo en el que se basa la NutriScore atribuye a cada alimento una puntuación única en función de su composición nutricional en elementos negativos (calorías, azúcares simples, ácidos grasos saturados y sodio) y positivos (fibras, porcentaje de frutas y hortalizas y proteínas).

No obstante, a la fecha de hoy, la aposición del Nutri-Score depende totalmente de la buena voluntad de los industriales que pueden negarse a colaborarlo en sus productos. En efecto, debido a una normativa europea (INCO) votada hace algunos años (y redactada en un contexto de presiones importantes de poderosos grupos de presión) los estados miembros no pueden obligar la aposición de un logotipo nutricional como Nutri-Score en los productos alimenticios. Por esta razón, si un cierto número de industriales y grandes distribuidores han aceptado hacerlo después de la publicación oficial del decreto que anunció Nutri-Score como el único logotipo apoyado por los poderes públicos en Francia, decisión tomada posteriormente por Bélgica y España, grandes multinacionales (entre otras, Coca-Cola, PepsiCo, Mars, Unilever, Mondelez, Ferrero o Kellogg’s ) siguen negándose a anadirlo en sus productos impidiendo a los consumidores de una verdadera transparencia sobre la calidad nutricional de sus productos. Coca-Cola incluso ha adoptado recientemente un sistema de tipo ‘semáforos tricolores múltiples’ sobre sus productos en Francia, intentando competir con Nutri-Score y provocando cada vez más confusión en los consumidores…
Probablemente hay una segunda idea detrás del rechazo de Nutri-Score por estas grandes multinacionales. El portafolio de los alimentos de estas empresas contiene productos especialmente dulces, grasos o salados, por lo que se clasifican más bien en D o E en la escala de Nutri-Score. Se trata, entre otros, de bebidas azucaradas, barras a base de chocolate, dulces, galletas dulces, cereales del desayuno, helados o biscuits de aperitivo. Por ejemplo, para los grupos Mars y Ferrero, 100 % de los alimentos de estas compañías se clasifican en D o E; 86 % de sus productos para Mondelez; 54 % para Coca-Cola; y 52 % para Unilever; 50 % para Kellogg’s y 46 % para Pepsico (https://theconversation.com/logo-nutritionnel-pourquoi-certains-industriels-font-de-la-resistance-87424).
Algunas de estas grandes empresas siguen intentando por todos los medios bloquear la adopción del Nutri-Score a nivel europeo. Los métodos utilizados utilizan diferentes estrategias que convergen para evitar una adopción generalizada de Nutri-Score en Europa. Para ello proponen logos alternativos, que, sin gran sorpresa, favorecen sus productos como es el caso del logo Evolved Nutrition Label, derivado de los semáforos tricolores inglés pero que, por una sutil manipulación (su cálculo por porción en lugar de por 100g), permite hacer «palidecer» los colores haciendo pasar el rojo al naranja, induciendo así a los consumidores a error sobre la composición nutricional real de los productos. Otras alternativas propuestas parecen muy poco comprensibles para los consumidores, como los círculos nutricionales propuestos por la asociación de los industriales alemanes BLL, los Aportes de Referencia (GDA o RI) apoyados por numerosos industriales, o incluso el sistema de baterías propuesto por el gobierno italiano (país donde el peso económico de grupos agroalimentarios con poder como Ferrero o los sectores de la charcutería y de los quesos italianos sigue siendo importante…). Además, el sistema italiano parece especialmente contra-intuitivo, representando el contenido de nutrientes a través del icono utilizado tradicionalmente para controlar la carga de un teléfono o de un aparato eléctrico, pero curiosamente utilizado en el logotipo italiano en sentido inverso (¡cuanto más «descargada» es la batería, mejor es la calidad nutricional del alimento!). Pero además de proponer alternativas que les favorecen (en la construcción o en la dificultad de interpretación de un sistema complejo), estas multinacionales se focalizan enredando los mensajes y multiplicando los logotipos para marginalizar Nutri-Score e impedir que sea aceptado oficialmente por un máximo de países europeos.
LAS ALTERNATIVAS PROPUESTAS AL NUTRI-SCORE POR DIFERENTES GRUPOS DE PRESION

La movilización de determinados políticos (parlamentarios nacionales, eurodiputados e incluso ministros) es también una estrategia clásica utilizada por estas grandes multinacionales para bloquear o retrasar la adopción del Nutri-score a nivel los estados miembros. Esto es lo que se ha visto recientemente en Alemania donde, según la organización Foodwatch que reveló correos internos del Ministerio Federal de Agricultura (https://www.foodwatch.org/de/pressemitteilungen/2019/interne-e-mails-zeigen-julia-kloeckner-verheimlicht-studie-zur-naehrwertkennzeichnung/?L), la Ministra de Agricultura (considerada por las asociaciones de consumidores como próxima a sectores de la industria) se negó a hacer público un primer informe científico que había encargado a un instituto de investigación sobre los logotipos nutricionales, considerando que era demasiado favorable al Nutri-Score (el segundo informe presentado públicamente por la ministra era mucho más matizado…). Estas presiones políticas también se han manifestado recientemente, en vísperas de una reunión del Codex Alimentarius, a través de una declaración oficial del embajador de Italia a la OMS oponiéndose a un informe técnico de la OMS sobre los logotipos nutricionales, negando totalmente los trabajos científicos existentes para defender los productos alimenticios italianos (https://theconversation.com/etiquetage-nutritionnel-la-guerre-du-parmesan-et-du-prosciutto-116905)… Algunos meses antes, fue la embajadora de Italia en Bruselas la que intentó convencer al Ministerio de Sanidad belga para que renunciara a la adopción de Nutri-Score (https://www.eunews.it/2018/11/28/continua-la-battaglia-italiana-le-etichette-nutriscore-ora-si-combatte-belgio/112079).
Aunque 116 empresas (industriales y distribuidores) han aceptado hasta la fecha de hoy colocar el Nutri-Score en Francia, lo que representa entre el 20 % y el 25 % del mercado alimentario francés (véase la lista en el sitio web de Santé Publique France : https://www.santepubliquefrance.fr/Sante-publique-France/Nutri-Score) y si otros han hecho lo mismo en Bélgica, Alemania y España, está claro que las grandes multinacionales todavía no están dispuestas a unirse a este movimiento positivo y útil para los consumidores. Estas grandes multinacionales que se oponen a anadir el Nutri-Score representan varios centenares de marcas. Si analizamos las 10 empresas agroalimentarias más grandes del mundo, representan casi 500 marcas diferentes (472 en 2015 según OXFAM) lo que supone una gran parte de la oferta alimentaria puesta a disposición de los consumidores. De estas 10 multinacionales 8 se niegan a colocar el Nutri-Score en sus productos (sólo Danone y Nestlé han aceptado).
LAS 10 MAYORES EMPRESAS AGROALIMENTARIAS Y SUS DIFERENTES MARCAS

Otras empresas industriales (aparte del Top 10) también siguen reacias a aplicar el Nutri-Score, es el caso de Lactalis, Ferrero, Aoste, Bel, Lesieur, Bigard, Harris, y muchas otras que fabrican productos muy difundidos en las estanterías de los supermercados. Esto supone una pérdida de información para los consumidores que no tienen acceso a una información sintética, sencilla e intuitiva para muchos productos presentes en las estanterías de los supermercados o en las tiendas de comestibles. Y esto pese a que el deseo de transparencia sobre la calidad nutricional de los alimentos sea una fuerte demanda de los consumidores que recurren cada vez más a aplicaciones móviles que ofrecen este tipo de información incluso para las marcas que no aplican el Nutri-Score.
Es cierto que la presión de los consumidores puede repercutir sobre las marcas que se niegan a mostrar el Nutri-Score evitando o boicoteando sus productos, basándose en la premisa que « ¡si no lo muestran, es porque tienen cosas que ocultar! ». Pero la mejor solución para los consumidores, que les permitiría en el contexto del momento de la compra, si lo desean, integrar la dimensión nutricional en sus hábitos de compra, sería obligar a todos los operadores económicos a colocar el Nutri-Score para que todos los productos vendidos contengan el etiquetado nutricional frontal. Razón por la cual, la aposición del Nutri-Score debería ser obligatoria, lo cual requiere modificar el Reglamento europeo relativo a la información de los consumidores (INCO) adoptado en 2011 por el parlamento europeo y cuyas disposiciones principales entraron en vigor el 13 de diciembre de 2014. Este Reglamento, adoptado tras varios años de debate, impuso obligatorio un etiquetado que se materializó en un cuadro de cifras nutricionales en la parte posterior de los envases (que los estudios han demostrado que es poco utilizado por los consumidores, dada la complejidad de su presentación e interpretación) y, prohibió a los estados europeos añadir de forma obligatoria un sistema de información nutricional complementario en la cara frontal de los envases. Los grupos de presión de la industria gastaron 1000 millones de euros a escala europea en 2015 (cifra nunca desmentida por la industria agroalimentaria, cifra que hay que interpretarla comparándola a los 985.000 millones de euros recaudados por este sector) para impedir la introducción de un logotipo nutricional en la parte frontal de los envases.
Modificar un reglamento europeo mediante el procedimiento político clásico es, además del problema planteado sobre los fuertes grupos de presión que se oponen a ello, un proceso particularmente largo, complejo e incierto (teniendo en cuenta también que algunos estados próximos a sus sectores industriales agroalimentarios son capaces de bloquear el proceso…). Existe otro procedimiento para que la Comisión Europea (CE) revise el Reglamento que impide la obligatoriedad de la puntuación nutricional y es la iniciativa ciudadana europea (ICE), que es una innovación del Tratado de Lisboa, aplicada de forma efectiva en mayo de 2012 y que confiere un derecho de iniciativa política a una peticion de al menos un millón de ciudadanos de la Unión Europea reagrupando como mínimo un cuarto de los países miembros. La Comisión Europea puede verse obligada a redactar nuevas propuestas de actos jurídicos sobre la base de las peticiones de los ciudadanos.
Se trata de una oportunidad única para movilizar a la Comisión y permitir debatir el hecho de hacer obligatoria y exclusiva la aplicación del Nutri-Score en Europa. Sin embargo, es necesario que se reúnan las condiciones establecidas para presentar una iniciativa ciudadana europea y que la solicitud sea admisible y registrada por la CE. Así se ha hecho con la iniciativa ciudadana europea «PRO-NUTRISCORE», lanzada gracias a la iniciativa de siete asociaciones de consumidores miembros de la BEUC (Oficina Europea de Asociaciones de Consumidores): UFC-Que Choisir (Francia), Test-Achat (Bélgica), VZBV (Alemania), Consumentenbond (Holanda), OCU (España), Federajca Konsumentow (Polonia) y EKPIZO (Grecia).
Ha sido registrada el 8 de mayo de 2019 con el número ECI(2019)000008, su objetivo es pedir a la Comisión Europea para que imponga el etiquetado simplificado «Nutri-Score» en los productos alimenticios para garantizar una información nutricional de calidad a los consumidores europeos y proteger su salud. Con 3 finalidades:
- Simplificar la lectura y la comprensión del etiquetado nutricional: comprender el valor nutricional de un alimento con un solo vistazo frente a la diversidad de la oferta alimentaria;
- Influir sobre las problemáticas de salud pública incitando a los profesionales a mejorar la composición de sus productos;
- Unificar la información nutricional a nivel europeo imponiendo un etiquetado oficial único que permita acabar con la confusión de los consumidores europeos ante la multitud de logotipos existentes.
El registro de esta iniciativa ciudadana europea es un primer éxito (muchas de ellas han sido rechazadas). Sin embargo, para que esta iniciativa se lleve a término, todavía hay por reunir un millón de firmas en menos de un año repartidas en como mínimo 7países europeos y registradas en el sitio web de la Comisión Europea (www.pronutriscore.org).
No es una cosa sencilla: sólo cuatro de las 64 iniciativas ciudadanas propuestas a la Comisión Europea pudieron registrarse y recuperar más de un millón de firmas. Pero los ciudadanos/consumidores tienen, a través de esta ICE, la posibilidad de influenciar a la Comisión. Se trata de un elemento de democracia participativa en el funcionamiento de la Unión Europea que puede ser un medio para hacer avanzar la salud pública en beneficio de los consumidores pese a los grupos de presión que se oponen.
Al hacer clic en el enlace www.pronutriscore.org, cada ciudadano/consumidor se le dirige al portal securizado de la Comisión Europea para registrar su firma. Los datos exigidos para firmar la petición (número de documento de identidad o de pasaporte) derivan de la normativa sobre la iniciativa ciudadana europea. Estos datos están alojados y securizados por la Comisión Europea y, evidentemente, no son objeto de ningún intercambio o transferencia.
Los investigadores en nutrición y salud pública solo pueden apoyar esta iniciativa de las asociaciones de consumidores, que constituye una oportunidad excepcional para que los ciudadanos puedan influenciar en la Comisión Europea para obtener los beneficios de esta medida en materia de salud pública y hace que prevalezca sobre la defensa de intereses económicos. Podríamos esperar que Nutri-Score se encuentre mañana en todos los productos alimenticios puestos a disposición de los consumidores permitiéndoles comparar, en un solo vistazo, la calidad nutricional de los alimentos y poder integrar esta dimensión en sus actos de compra. A través de esta simple medida, los consumidores tendrán la posibilidad, en su vida cotidiana, de poder mejorar sus selecciones alimentarias y tender a aportes nutricionales más saludables, y al mismo tiempo acceder a una oferta alimentaria de mejor calidad nutricional. Esto es importante debido a los grandes retos de salud pública vinculados a la nutrición debido a su papel principal reconocido en el riesgo o la protección frente a enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, ciertos cánceres, obesidad, diabetes… Esta transparencia nutricional, tan útil para la salud, es un derecho de los consumidores y una obligación de los que fabrican los alimentos o los distribuyen, que no deben de ninguna forma sustraerse a ella.
Por eso es necesario firmar esta petición ciudadana. Nosotros la firmamos y les invitamos a hacer lo mismo: www.pronutriscore.org
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Pr Serge Hercberg1,2, Dr Pilar Galan1, Dr Mathilde Touvier1, Manon Egnell1, Dr Chantal Julia1,2
1 Nutritional Epidemiology Research Team (EREN), U1153 Inserm/Inra/ Cnam/ Université Paris 13
2 Department of Public Health, Hôpital Avicenne, AP-HP