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¿Por qué Danone ha decidido de retirar el Nutri-Score de sus marcas de yogures para beber y bebidas vegetales?

Danone acaba de tomar la decisión de retirar el logo Nutri-Score de los envases de cinco de sus marcas (Actimel, Activia, Danino, Danone, Hi Pro) correspondientes principalmente a sus gamas de yogur para beber y de bebidas vegetales. La razón dada para justificar esta decisión es la introducción del nuevo Nutri-Score revisado recientemente por el Comité Científico Europeo encargado de su actualización y que Danone considera que penaliza estos productos que comercializa. Hay que destacar que Danone, por otra parte, ha decidido conservar el Nutri-Score para sus otras marcas (Taillefine, Jockey, Gervais, Gervita, Fjord,…) para las cuales el nuevo Nutri-Score no afecta la clasificación de sus productos (sencillamente porque estos productos no son dulces o son poco azucarados).

Una decisión muy lamentable y decepcionante

Esta actitud es lamentable y muy decepcionante por parte de una empresa que cultiva desde hace varios años la imagen de un grupo agroalimentario con un fuerte compromiso social y que ha afirmaba hasta ahora posicionar «la salud para todos a través de la alimentación» como centro de su imagen de empresa responsable. En 2019, Danone fue la primera gran empresa que solicitó la obtención del título de «Empresa con misión», título concedido a empresas cuyos objetivos sociales, societales y medioambientales se ajustan a su razón de ser y que se definen en sus estatutos. Nótese que una de las cuatro metas de la empresa con misión es «mejorar la salud en todas partes, cada día, con un abanico de productos más saludables, con marcas que fomenten una mejor elección nutricional y la promoción de las mejores prácticas alimentarias», particularmente «ayudando a los consumidores a tomar decisiones bien fundadas sobre su alimentación». Este abandono del Nutri-Score de la gama de productos citados está en total contradicción con uno de los cuatro objetivos declarados por Danone para ser una Empresa con misión….

Hasta hace poco, Danone se jactaba de haber formado parte da las empresas agroalimentarias que en 2017 adoptaron Nutri-Score argumentando la promoción de la transparencia nutricional y la ayuda para los consumidores en el momento de la compra en la selección de los alimentos.  Pero hoy, Danone cambia radicalmente de rumbo y de discurso. La decisión de retirar el Nutri-Score demuestra que la empresa Danone, contrariamente a la imagen virtuosa que trata de dar, toma en consideración, de hecho, y ante todo, sus intereses comerciales y de marketing y no el interés de la salud de los consumidores. Danone muestra un concepto de transparencia sobre la calidad nutricional de los alimentos a geometría variable: muestra el Nutri-Score en las marcas de los productos cuando le conviene (es decir, cuando estos productos están bien clasificados) pero no cuando Danone considera que esta transparencia puede perjudicar a sus intereses comerciales. De hecho, Danone acepta las reglas del juego científicas establecidas por los expertos para el cálculo del Nutri-Score cuando las reglas van en el sentido de sus propios intereses (clasificando correctamente sus productos), pero las refuta cuando los cambios científicos necesarios fijados por los expertos ya no van en el sentido que conviene al marketing de la empresa, pese a las sólidas bases científicas que justifican estos cambios.

La actualización del Nutri-Score: un proceso regular indispensable basado en la ciencia

En efecto, la actualización del algoritmo fue realizada por un comité científico europeo compuesto por expertos en nutrición y salud pública de los 7 países que han adoptado Nutri-Score (Francia, Alemania, Bélgica, España, Holanda, Luxemburgo y Suiza). Este comité científico fue creado por la gobernanza transnacional de Nutri-Score, creada a nivel europeo en 2021. Los científicos que participan no tienen relación ni conflictos de intereses. Son independientes de los poderes económicos y políticos y han trabajado durante dos años para presentar sucesivamente en 2022 y 2023 dos informes muy documentados sobre la actualización del algoritmo que sustenta al Nutri-Score (135 páginas y 49 referencias para los alimentos generales y 104 páginas y 164 referencias para las bebidas).

Cabe recordar que la actualización del algoritmo Nutri-Score estaba prevista desde el momento en que los científicos diseñaron el logotipo nutricional Nutri-Score en 2014 y se recordó cuando el Gobierno francés adoptó oficialmente el Nutri-Score en 2017. La justificación era que un logotipo nutricional -cualquiera que sea- debía ser revisado regularmente en función de 1) los avances de la ciencia (los conocimientos evolucionan sobre las relaciones entre la alimentación y la salud) y la necesidad de ser coherente con las últimas recomendaciones nutricionales de salud pública que, por sí mismas, evolucionan, 2) la evolución del mercado (aparecen nuevos productos, se reformulan otros) y 3) los resultados ligados a la evolución de la práctica de su aplicación (7 años de experiencia en Francia, que llevan a analizar ciertos problemas de clasificación para un número reducido de alimentos por Nutri-Score). 

Así que no es una iniciativa que coja por sorpresa a los industriales (en particular a Danone). Todas las empresas sabían cuando adoptaron el Nutri-Score del proceso previsto de revisión periódica del algoritmo subyacente. El trabajo de los científicos del Comité ha sido un verdadero trabajo de peritaje científico colectivo realizado ni para ir en contra de los industriales, ni para complacerlos, sino únicamente dictado por el deseo de mejorar el logotipo Nutri-Score en términos de salud pública y como consecuencia el interés para los consumidores. Pequeños cambios en el algoritmo han ayudado a corregir las imperfecciones existentes.

Es inaceptable que Danone se permite criticar las decisiones de expertos científicos independientes y en particular las que no están de acuerdo con sus intereses económicos.  Estas decisiones se basan en sólidos fundamentos científicos con referencias de trabajos que respaldan las modificaciones propuestas. Entre las diversas modificaciones propuestas (y científicamente justificadas), una se refiere a la mayor penalización de los productos azucarados y salados (sólidos o líquidos) con la atribución de más puntos negativos en función de sus contenidos de azúcar o de sal, la penalización de la presencia de edulcorantes en las bebidas, la degradación de las carnes rojas, la revalorización de los productos cerealistas completos (en relación con sus equivalentes refinados), el aceite de oliva y el pescado graso.

Las justificaciones científicas de la actualización del Nutri-Score para yogures y bebidas vegetales

Pero lo que más le molesta a Danone es que el Comité Científico consideró que había que mejorar el Nutri-Score para una variedad de bebidas: bebidas lácteas con alto contenido de azúcar (pero también bebidas con bajo contenido de azúcar y bebidas con contenido de edulcorantes). Después de un intenso trabajo de 18 meses, el Comité propuso algunas modificaciones del cálculo del Nutri-Score, algunas de las cuales incomodan hoy a Danone: las bebidas lácteas, las bebidas fermentadas a base de leche y las bebidas vegetales que serán a partir de ahora para el cálculo del Nutri-Score incluidas, lógicamente, en la categoría de bebidas y no como hasta ahora, en la categoría de alimentos generales que les permitía beneficiarse hasta ahora de una Nutri-Score más favorable para sus formas azucaradas y  que no eran coherentes con las recomendaciones de salud pública.

Este punto es importante porque el contenido de azúcar de estas bebidas -yogures para beber, bebidas lácteas azucaradas (leches aromatizadas) y bebidas a base de plantas (incluidas las bebidas a base de soja, almendra, avena, arroz…)- varía considerablemente entre las versiones del producto sin azúcar y las versiones muy azucaradas. Algunos de estos productos pueden contener de 10 a 13 g de azúcar/100 ml (es decir, el mismo nivel que los refrescos), pero se clasificaban anormalmente en A o B con el método de cálculo del algoritmo Nutri-Score inicialmente utilizado para los alimentos generales. Cabe señalar que en la categoría de bebidas, los refrescos más azucarados (que contienen las mismas cantidades de azúcar que los yogures para beber u otras bebidas vegetales azucaradas) se clasifican como E.

La propuesta de utilizar el método de cálculo de Nutri-Score vigente para las bebidas para estas categorías de productos permite una mejor armonización entre la información aportada por Nutri-Score y las recomendaciones nutricionales de salud pública actuales que tienen por objetivo limitar el consumo de bebidas azucaradas. Además, esta revisión permite mejorar la capacidad del Nutri-Score para discriminar diferencias en las calidades nutricionales de los tipos de leche, yogur para beber, bebidas lácteas aromatizadas y bebidas vegetales, en particular, destacando fácilmente los que tienen un alto contenido de azúcar.

Respuestas científicas a los argumentos presentados por Danone para criticar la revisión del Nutri-Score para sus productos

¡Contrariamente a lo que dice Danone, no son los yogures para beber o las bebidas vegetales los que se penalizan de manera general! No, en realidad son las formas azucaradas de esta gama de productos las que están penalizadas por Nutri-Score. Con la actualización del Nutri-Score, las versiones de estos productos sin azúcares o con pocos azúcares (menos del 4 %) siguen estando bien clasificadas en verde/B (teniendo en cuenta que en las bebidas solo se puede clasificar como A el agua sin añadidos). Son solo las formas azucaradas de los yogures para beber y las bebidas vegetales que se clasifican en C, D o E en función de su contenido de azúcar, que puede variar de 5 g a cerca de 13 g de azúcar por 100 ml.

Por lo tanto, la nueva clasificación de estos productos está plenamente justificada y resulta útil para los consumidores, ya que permite juzgar las diferencias de calidad nutricional relacionadas con las diferencias de contenido de azúcar, por ejemplo entre los diferentes Actimel o Activia: actualmente clasificados de B a E, cuando la mayoría de ellos estaban clasificados en A o B en la versión inicial, lo que no era aceptable para las versiones más azucaradas (recordemos que algunas formas de Actimel azucaradas contienen 10,8 g de azúcar por 100 ml). Estas gamas de productos se encuentran ahora en D o E cuando contienen mucho azúcar y, por el contrario, las formas sin azúcar añadido permanecen clasificadas B.

Danone critica que estos productos hayan sido considerados por el Comité Científico como bebidas, aunque estos productos llevan el nombre de «yogures para beber» o de «bebidas a base de almendra, avena, arroz,…». Sin embargo, es difícil refutar que estos productos sean bebidas y, por lo tanto, que su Nutri-Score se calcule mediante el método aplicado al conjunto de las bebidas.

Danone intenta justificar sus críticas al trabajo científico del Comité encargado de la revisión del Nutri-Score tratando de hacer creer a una incoherencia sobre el hecho de que para la marca Danonino, el yogur Danonino aromatizado y dulce (forma sólida clásica que se come con cuchara) y la forma para beber (que por definición se bebe) contienen la misma cantidad de azúcar y no tienen la misma clasificación Nutri-Score. La forma sólida clasificada B, mientras que la forma para beber cambia de B a D.

Cabe señalar también que en el caso de los yogures con frutas de Danone (que de hecho sólo contienen un 6% de frutas) tienen el mismo contenido de azúcar en las versiones de cuchara y bebida, del orden de 10 a 13 g de azúcar por 100 g o 100 ml, y la forma sólida pasa de B a C mientras que la forma líquida pasa de B a D. 

Esta diferenciación entre formas sólidas y líquidas (incluso con una composición nutricional equivalente) se justifica por múltiples argumentos recordados detalladamente en el informe del Comité Científico encargado de la actualización del Nutri-Score con numerosas referencias bibliográficas. Por ejemplo, la viscosidad y, por lo tanto, el tiempo de vaciado gástrico y de paso gastrointestinal de la leche y las bebidas lácteas son bastante similares a las de otras bebidas, como los zumos de frutas, lo que las sitúa fisiológicamente dentro de la categoría de bebidas. También se ha demostrado que los tiempos de vaciado gástrico son más cortos en los alimentos líquidos que en sus equivalentes isocalóricos sólidos, probablemente relacionados con fenómenos de saciedad en los que intervienen hormonas como la grelina y la insulina.

Otro argumento importante es el hecho de que, dada su naturaleza líquida y la distribución de los elementos nutricionales que contienen, la clasificación de la leche, de las bebidas a base de leche fermentada y de las bebidas a base de leche y de las bebidas a base de plantas, utilizando el método de cálculo que estaba en vigor de los «alimentos generales», no permitía una diferenciación adecuada de estos productos, en particular por lo que se refiere a sus diferencias de contenido de azúcar.

El informe también pone de relieve que las formas sólidas y líquidas de los yogures no tienen los mismos beneficios en términos de los posibles efectos sobre la salud. Si estudios sugieren un efecto favorable del consumo de productos lácteos no grasos y de leches fermentadas (yogures) en términos de reducción del riesgo de patologías cardiometabólicas (con resultados heterogéneos), este efecto no se encuentra en el caso de los productos lácteos azucarados y, en particular, de los productos en forma líquida a base de leches fermentadas. Existen datos que sugieren los productos lácteos fermentados no se asocian a los mismos efectos beneficiosos que los productos fermentados sólidos. Diversos estudios también sugieren que los azúcares libres añadidos a los yogures para beber pueden ser significativamente más desfavorables que los añadidos a los yogures sólidos.

Por último, cabe destacar que el uso de las formas sólidas y líquidas de estos productos por los consumidores es diferente. Los yogures para beber se utilizan como bebidas. A diferencia de los yogures sólidos que se consumen habitualmente al final de una comida, los yogures para beber se consumen con mucha frecuencia fuera de las comidas (pueden ser snacks líquidos). Fueron creados para ser prácticos de consumir (no se necesita cuchara) y fáciles de llevar por todas partes con atractivas formas aromatizadas azucaradas, especialmente para niños y adolescentes. Todos estos elementos favorecen su consumo fuera de las comidas. Es más, para algunos de estos productos, el énfasis en los argumentos nutricionales respaldados por un buen Nutri-Score sugiere erróneamente que tienen un interés salud, lo que no es absolutamente el caso con las formas más azucaradas que, al contrario, desde el punto de vista de la salud, debe limitarse su consumo. Algunos productos incluyen en sus paquetes alegaciones nutricionales que hacen creer a los consumidores potenciales efectos benéficos para la salud: «rico en vitamina D», «rico en calcio para el crecimiento de los niños», «cubre 1/3 de las necesidades de vitamina D», «contiene probióticos», «ricos en proteínas», «sistema inmunológico» … Estas alegaciones pueden inducir en los consumidores una buena conciencia en el momento de consumirlos en cantidades importantes y esto a pesar de las grandes cantidades de azúcar que contienen y que no estaban objetivadas por la versión inicial de Nutri-Score.

Con la revisión que clasifica, con razón, las formas azucaradas de estos productos en D o E, los consumidores tienen acceso a una información que les recuerda que estos productos pueden formar parte de una dieta equilibrada, pero a condición de no consumirlos en cantidades importantes y frecuentemente, lo que podía dar a suponer la clasificación inicial del Nutri-Score. Así, con la nueva clasificación criticada por Danone, los consumidores pueden, con todo conocimiento de causa, orientar sus elecciones hacia las formas menos azucaradas o limitar el consumo de las formas más azucaradas si desean consumirlas.

Entre los argumentos esgrimidos por Danone para criticar las decisiones del Comité Científico de clasificar los yogures para beber y las bebidas vegetales en las bebidas (con las consecuencias más penalizadoras del método de cálculo para las formas azucaradas) se encuentra el hecho de que la sopa (que también es líquida) es incluida en los alimentos generales y no en las bebidas. Pero, una vez más, el patrón de consumo es diferente, la sopa de verduras se consume durante las comidas y no se caracteriza por un modo de consumo «a lo largo del día» como «snacking». A diferencia de los yogures líquidos o las bebidas vegetales que son « para beber », la sopa no se bebe, se come…

El informe recuerda también que otros logotipos nutricionales interpretativos -la llave verde sueca y el símbolo del corazón finlandés- distinguen, del mismo modo, las versiones líquidas y sólidas de estos alimentos. La justificación científica para el cambio del algoritmo Nutri-Score propuesta por el Comité Científico es plenamente coherente con los elementos científicos utilizados por otros logotipos nutricionales para diferenciar, de la misma manera, los productos líquidos vs a sus equivalentes sólidos.

Conclusión

Para finalizar, ninguno de los argumentos dados por Danone para justificar su retirada es aceptable desde el punto de vista de la salud pública. Las críticas que avanzan son críticas no científicas y sin sustrato real, que intentan ocultar la verdadera razón de la retirada de Danone: el temor de un impacto negativo en la venta de estos productos. Así, Danone, tratando de sembrar dudas sobre el trabajo de los científicos, se encuentra en el campo de los lobbys que ya se han quejado de la revisión del Nutri-Score (los productores de bebidas edulcoradas, carne roja, productos azucarados, salados y grasos, Bjorg…) y de las grandes empresas que siempre se han opuesto al Nutri-Score (Ferrero, Lactalis, Coca-Cola, Mars, Mondelez, Kraft…).

Es decepcionante que una empresa como Danone que ha militado hasta hace poco en favor de Nutri-Score y para que Nutri-Score sea obligatorio en Europa (por ejemplo, en su comunicado de prensa de 28 de abril de 2020), cuando la actualización afecta (con razón) a algunos de sus productos  retira el Nutri-Score de la gama de estos productos.  Para el interés de los consumidores habría sido deseable que Danone jugara la transparencia nutricional hasta el final y se pusiera a trabajar más bien en la mejora de la calidad nutricional de sus yogures para beber y bebidas vegetales reduciendo su contenido de azúcar…

La decepción que ha causado a los científicos y los consumidores la actitud de Danone no está a la altura de la expectativa que se podía tener de una empresa agroalimentaria que mostraba una voluntad de situar el interés de los consumidores en el centro de sus preocupaciones…

ADDENDUM

La decisión de Danone de retirar Nutri-Score de algunas de sus marcas ha sido denunciada por numerosas asociaciones de consumidores y asociaciones implicadas en el ámbito de la salud: FoodWatch, UFC/Que Choisir, CLCV, 60 Millions de Consommateurs, France Assoc Santé…
Como consecuencia, FoodWatch ha lanzado una petición: «¡El sector agroalimentario no debe retroceder!»
https://www.foodwatch.org/fr/sinformer/nos-campagnes/transparence-et-scandales/logo-nutri-score/petition-nutri-score-l-agroalimentaire-ne-doit-pas-faire-marche-arriere