¡Hace seis años, esto parecía una batalla desigual, David contra Goliat! En efecto, cuando, en enero de 2014, emerge en un informe para la Ministra de Sanidad francesa la idea de un logotipo gradual de 5 colores destinado a posicionar en la cara frontal de los envases para informar a los consumidores sobre la calidad nutricional de los alimentos, esto provocó inmediatamente un obstruccionismo unánime de los potentes operadores económicos. Pese a que, con su formato basado en colores (del verde al rojo) superpuestos de letras (de A a E) y su expediente científico extremadamente sólido, Nutri-Score se presentaba como una herramienta sencilla y comprensible para todos y respondía a la demanda de las asociaciones de consumidores para una información nutricional más clara. Durante cuatro años, los grandes grupos de presión han hecho todo, o casi todo, para impedir que se aplique esta medida de salud pública. Pero los diferentes actores de la sociedad implicados se movilizaron para convencer y demostrar el interés de esta herramienta: los científicos, los profesionales de la salud, los consumidores que impulsan acciones ciudadanas, peticiones y múltiples expresiones en los medios de comunicación… Esta fuerte movilización permitió reforzar la voluntad política del Ministerio de Salud, que culminó con la firma, el 31 de octubre de 2017, de un decreto interministerial que formalizaba la adopción del Nutri-Score. En esta ocasión, tres industriales (Fleury Michon, Danone y Mc Cain) y tres distribuidores (Intermarché, Auchan y Leclerc) fueron las primeras empresas en adherir a Nutri-Score. Gracias a la presión societal, otras empresas acabaron siguiéndoles: 33 en febrero de 2018, 116 en junio de 2019 y hoy más de 300 grandes, pequeñas y medianas empresas se han comprometido.
Pero desde 2016, la batalla ha salido del hexágono y los grupos de presión opuestos a Nutri-Score continúan movilizándose, esta vez, a nivel de Europa. Seis grandes multinacionales de la agroalimentaria (Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Mars, Unilever, Mondelez) se asociaron en marzo de 2017 (en lo que se ha denominado el Big6) para proponer su alternativa comuna al logotipo Nutri-Score, el logotipo «Evolved Nutrition Label», sin sorpresa, beneficiaba a sus productos y tenía por objeto marginalizar Nutri-Score e impedir su despliegue. Pero, también en Europa, la demanda societal se expresó claramente apoyando Nutri-Score, la Oficina Europea de Asociaciones de Consumidores (BEUC) y de ONGs como Food Watch denuncian los intentos de desestabilización. Ante los resultados de los trabajos científicos y al rechazo de los consumidores, en noviembre de 2018, el Big6 terminó, en noviembre de 2018, dio marcha atrás. Pero a pesar de la suspensión de su logotipo, ninguna de las empresas del Big6 ni ninguna de las otras grandes empresas (Kellogg’s, Ferrero, Kraft,…) adhirieron a Nutri-Score…
La presión social, retransmitida por los medios de comunicación, poniendo el tema de Nutri-Score en el debate público. Esta fuerte movilización terminó por dar resultado logrando doblegar algunos de los grandes grupos que dentro o fuera del Big 6 se oponían fuertemente a la Nutri-Score. Así ocurrió primero con Nestlé (en noviembre de 2019) y luego con Kellogg’s (en enero de 2020) y, muy recientemente con Pepsico (en febrero de 2020). Todas estas empresas destacaron en su comunicación pública que ya no era posible no tener en cuenta la demanda de los consumidores que plebiscitan a favor y exigen la adopción de Nutri-Score.
No podemos sino acoger con satisfacción el hecho que finalmente estas grandes multinacionales hayan aceptado jugar la transparencia nutricional y adherir al Nutri-Score. Esta es una buena noticia, teniendo en cuenta el número de marcas que representan y el tipo de productos que comercializan, que no siempre son los mejores en la escala de Nutri-Score. El hecho de que Nestlé muestre Nutri-Score en todos sus productos, incluidos helados, confitería, barras de chocolate, chocolate o cremas, y que Pepsico registra en la Agencia Nacional de Salud Pública francesa sus marcas Benenuts (aperitivos) o Lays (chips) que mostrarán puntuaciones Nutri-score D y E en numerosos de sus productos, demuestra que la demanda de los consumidores, cuando se expresa con fuerza, lleva a las empresas a jugar el juego de la transparencia, incluso en productos para los que durante mucho tiempo no quisieron alertar al consumidor sobre su composición nutricional.
La historia de Nutri-Score demuestra que la presión de los consumidores y de la sociedad civil puede acabar por presionar a las grandes multinacionales a reconsiderar sus posiciones y adherirse a una medida de salud pública que inicialmente rechazaban. No podemos sino felicitar a las empresas que finalmente han aceptado dar el paso. Esto refuerza la convicción de que la presión social debe seguir ejerciéndose sobre las grandes multinacionales como Coca-Cola, Ferrero, Mars, Mondelez, Unilever, Kraft, General Mills y otras empresas que siguen negando la evidencia de la ciencia y la salud pública y continúan indiferentes a la demanda de los consumidores. Este es también el interés de la petición en curso, lanzada por las asociaciones de consumidores europeas (www.pronutriscore.org) para exigir a la Comisión Europea que haga obligatorio el Nutri-Score en Europa. Es un signo claro de la determinación de los consumidores lanzada a las empresas que todavía se niegan a jugar el juego de la transparencia nutricional en sus productos…
Por una vez, y eso es bastante raro en el campo de la salud pública, constatar que la batalla desigual de David contra Goliat, acaba ganando contra los lobbies. Aunque la victoria no sea completa, esta evolución anima a los consumidores y a los actores implicados en la defensa de la salud pública a luchar de consuno para hacer cambiar las cosas, haciendo surgir de manera fuerte la demanda societal. ¡Nutri-Score, una historia alentadora para futuras batallas de salud pública!
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Pr Serge Hercberg, Dra Pilar Galán, Manon Egnell, Dra Mathilde Touvier, Dra Chantal Julia
Equipe de Recherche en Epidémiologie Nutritionnelle (Inserm/INRA/CNAM/Université Sorbonne Paris Nord)